“Con los hilos de tus espinas, hago yo una corona de oro”. *
María, Isis, Sofía…
Todos somos uno, somos uno con Dios mismo. Con la divinidad. No existe gloria para unos y no para otros, todos venimos de y volvemos a la misma fuente. Vamos De Dios a Dios. Somos seres divinos por Naturaleza.
Esto es difícil de comprender para muchos, más aún difícil de aceptar… Que La divinidad existe en un mundo, donde la mayoría existente es la que vive por debajo del umbral de la pobreza y solo unos pocos son los privilegiados…. Pero la pregunta no es ¿Por qué pasan estas cosas en nuestro mundo?… La pregunta es ¿Cómo y por qué hemos llegado hasta aquí?.
Muchas personas no creen en algo parecido a una divinidad, viendo el estado del mundo. No creen debido a sus influencias políticas, sociales o religiosas… Y es comprensible. Yo tampoco creería si me hubiera quedado ahí. Es cierto que cuando tienes una educación religiosa, la creencia en Dios es aparentemente impuesta. Pero en mi caso, yo siempre sentí que resonaba con muchas de las cosas que me contaban en la escuela a nivel espiritual, y que leía en los libros… Yo sentía que eso era cierto… que somos hijos De Dios, que el hombre tiende a Dios, que hay una chispa de Dios en nosotros… Etc. Con el tiempo, las experiencias, he ido descubriendo los matices. Entre las religiones, la teología y la espiritualidad y las verdades manifiestas en cada una. Y he ido conectando con la Metafísica y la verdad del espíritu.
Como Santa Teresa de Jesús, mis trances místicos han sido abundantes e indescriptibles. Ella se acerca mucho en sus descripciones, a lo que se siente y se experimenta. Cuando lo pone de manifiesto poéticamente como una relación entre amado y amada. Es puro éxtasis. Eso es la divinidad, eso es el estado puro, el estado “0”, el Samadhi, el Nirvana… La fusión con eso que llamamos Dios es, a mi parecer, inenarrable. Porque no hay formas de explicar aquí lo que se siente, más que aquellas que definen el gozo. Y lo definen porque aquellos que lo han experimentado, han sido capaces de describirlo, o han tratado de ello.
Por eso es un estado de no deseo, no apego, no ser… Cómo explicar lo que se siente al ser el todo, la nada, el Absoluto… Esto solo se puede sentir. Es entonces cuando uno toma plena conciencia de la separación. De que hay una separación. De que somos uno, pero aquí vivimos una experiencia de separación. Y esa experiencia es un trauma continuo en nuestras vidas. Nos arrastra…
Vivimos desconectados, alienados, nosotros no somos quien somos. Porque lo que realmente somos, está tan más allá de nosotros mismos, que a veces pasa la vida sin que seamos capaces de asirlo. Nos desconectamos, vivimos vidas desconectadas. Perdidos en este maremagnum de energías emociones, pensamientos, que algunos llaman la 3D.
Así que, cuando uno empieza a atisbar que hay algo más, que hay mucho más… cuando uno viene con la “conciencia del despertar”, es decir, viene ya preparado para empezar a desvelar esa separación. Comienza eso que hemos llamado Ascensión. Dios nos llama de vuelta a casa, el padre, la madre, la fuente, tú mismo. Dices, estoy preparado para volver… ya limpie mi camino. Ya recojo las piedras y ya las lavé, ya entendí mis pecados, ya entendí mi naturaleza y la naturaleza De Dios…. Padre, ya estoy listo para volver a casa.
El camino de vuelta…
¿En donde nos perdemos entonces? Nos perdemos en el camino de vuelta. Todos estamos haciendo el mismo, millares de almas transitando por una corriente. Y como en cualquier carrera, unos llegan antes a la meta que otros. Unos pasan las pruebas más rápido, son más ágiles, más inteligentes o más hábiles. Y no es por nada, es que Dios nos hizo a su imagen y semejanza: infinitos, diversos… Dios es la creación expresa, de si misma por si misma. En Dios todo es posible.
Solo hay que mirar la tierra para entenderlo, ¿Cuántas especies distintas pueblan este planeta? Incluidos nosotros mismos. Nosotros no somos más que un fruto de la evolución de todas las semillas que han sido sembradas en el cosmos. Desde nuestra mente chiquita y limitada, es tan difícil comprender la inmensidad que realmente somos…
Desde un mundo en guerra, donde la gente se mata entre sí, donde ya nada parece que se respeta. Donde los niños mueren de hambre, tristeza y abusos… Donde los demonios se ceban en nuestra carne… la idea resuena ilógica, imposible…
Pero María está tejiendo coronas…, y más tarde o más temprano. Cada uno recibirá la suya.
Jenia Dávila, 20 de Abril de 2018
(*) Recibí esta frase al contemplar esta fotografía todo lo que sigue se deriva de Ella…
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial 4.0 Internacional.